La poda de frutales

La poda es un tema que siempre ha conllevado debates y diferencias de opinión. Quizás se ha exagerado la importancia relativa dentro de las diferentes técnicas de cultivo en fruticultura. Porque la poda no deja de ser una operación más de todas las que piden los cultivos frutícolas, no pudiéndose abordar como una tarea aislada. Si tenemos el frutal bien formado y hacemos correctamente el resto de operaciones (fertilización, tratamientos, trabajo del suelo o riego), esta operación se hace más sencilla y menos agresiva. Por lo tanto, las podas severas no dejan de ser actuaciones que ponen de manifiesto que hay algo que no se ha hecho bien con anterioridad.

Podar un frutal no tiene una receta a seguir. Lo que sí es básico es saber qué estamos podando. Y cuando lo decimos, no estamos hablando solamente de qué especie y variedad. Hablamos de saber lo que ha hecho en los últimos años, en qué fase de su vida se encuentra, qué formación tiene, cuál es su tendencia de crecimiento natural, observar su vigor y estado sanitario y saber qué buscamos con la poda.

Hay infinidad de técnicas de poda. Lo que aquí pretendemos, de momento, es establecer unos criterios básicos a seguir, que nos permitirán en el futuro adaptarlos a cada especie.

1. Equilibrio
Con la poda debemos buscar el equilibrio entre el crecimiento vegetativo y la producción. Un exceso de vigor vegetativo nos dará poca cosecha. Un exceso de producción nos agotará el árbol.

2. Formación
La poda, sobre todo en estadios juveniles del árbol, es la herramienta principal para formar el árbol. Una buena formación nos facilitará la poda durante toda la vida del árbol. Pero debemos intentar también no luchar contracorriente y saber cuál es la tendencia de crecimiento natural del árbol y tenerla siempre en cuenta.

3. Vigor
Un árbol con exceso de vigor no lo pararemos con la poda. Contrariamente a lo que se podría pensar, una poda corta hará que se nos escape aún más, con chupones. Se debe podar largo y reducir la fertilización. Por lo tanto, la poda corta de forma general la utilizaremos en árboles viejos o con poco vigor.

4. La savia
Debemos saber los condicionantes de la distribución de la savia en el árbol. Si eliminamos una rama o brote, la savia que consumía esta se repartirá entre las próximas, por tanto les daremos vigor.

5. Iluminación
Para podar debemos tener siempre en cuenta la iluminación. La luz del sol es la que hará que el árbol pueda producir y tenemos que saber que las zonas iluminadas serán las más productivas. Debe procurarse repartir bien la iluminación.

6. Aireación
Con la poda debemos procurar que el árbol esté bien ventilado y eliminar las zonas muy densas, mal iluminadas y poco ventiladas. Estas zonas son las susceptibles de estar mojadas largos periodos y favorecer enfermedades fúngicas.

7. Edad del árbol
Cuando hablamos de edad del árbol no nos referimos a los años, sino en qué periodo se encuentra. Los frutales pasan por tres fases: juvenil, producción y vejez.

  • Fase juvenil: Tal y como hemos comentado, nuestro objetivo es formar el árbol. Se aplica la poda de formación.
  • Fase de producción: Nuestra prioridad debe ser el equilibrio. Mantener una relación entre el crecimiento vegetativo y una producción adecuada. Es la poda que se conoce como poda de producción.
  • La vejez: Se llega en función de muchos factores, no solo de los años. Patrón, producción, condiciones edáficas, técnicas culturales usadas… Con la poda podemos volver a entrar en producción algunas especies de frutales que aparentemente ya están en la fase de vejez. Se aplicará lo que se conoce como poda de rejuvenecimiento.

Cabe decir, sin embargo, que cada vez se plantan combinaciones de pie/ variedad más orientados a adelantar la entrada en producción. Esto a menudo provoca acortar la vida del árbol, que llega a la vejez prematuramente, con ciclos de vida más cortos pero más productivos. Estos frutales son menos susceptibles de responder bien a una poda de rejuvenecimiento.

8. Un trabajo de varios años
Si tenemos que hacer una actuación severa en un frutal, conviene que la hagamos en varios años. Si queremos eliminar una rama importante, podemos empezar por ir reduciendo progresivamente el aporte de savia (reduciéndose el vigor) favoreciendo otras zonas del árbol, para acabar eliminando cuando ya no sea tan importante en la estructura del árbol.

9. Calidad del trabajo
Finalmente debemos recordar que cualquier tipo de poda provoca heridas al árbol y hemos de facilitar que los sistemas de cicatrización naturales puedan trabajar correctamente.

Para lograrlo, hay que seguir unos principios básicos:

  • Utilizar herramientas de poda (tijeras, sierras, etc ..) de buena calidad, bien afiladas, desinfectadas y bien mantenidas.
  • Hacer los cortes en las ramas teniendo en cuenta la especie y su potencial de cicatrización y dejando la madera adecuada para que ésta se pueda dar sin dificultades.
  • Siempre hacer los cortes inclinados para que el agua resbale y no se acumule.
  • Aplicar pasta selladora en los cortes grandes.
  • No hacerlo en previsión de fuertes heladas.

Hemos creído conveniente, antes de empezar a hablar de la poda de especies concretas, recordar los principios generales de la poda.

En próximas entradas hablaremos también de un tipo de poda que cada vez está tomando más importancia, como es la poda en verde.

Por tanto, ahora ya podemos entender que podar no es hacer leña!

photo credit: Facing North East via photopin cc

3 respuestas a «La poda de frutales»

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